Les presento a Patty. Fuimos compañeras en la universidad en pregrado y magister, también estuvimos juntas haciendo nuestra práctica clínica. Ahi, asistimos al mismo grupo de supervisión para hablar y aprender sobre nuestros pacientes y obtener otras perspectivas, formas de intervenir y en general obtener un apoyo técnico, teórico y ético.

Nos gustó tanto supervisarnos juntas que, cinco años después, seguimos haciéndolo. Nos juntamos todas las semanas a supervisar nuestros pacientes, y a veces también a supervisarnos a nosotras mismas. Así, siempre ha sido parte de desenredamentes.

Me gusta mucho supervisarme con Patty porque yo soy más desordenada, más de echar a volar mis ideas, y ella me escucha pacientemente y me capta perfecto, ayudándome a aterrizar esos pensamientos.

Patty también ha hecho psicoterapia, pero su verdadera pasión está en supervisar. Juntas hemos ido trabajando en regulación emocional, integrando las distintas áreas de la persona y su contexto, evaluando cómo influyen en el bienestar y salud mental de cada paciente para poder potenciarlo.

Entre ambas nos hemos dado cuenta que la psicología clínica (especialmente en la consulta independiente) es un lugar súper solitario, donde surge la necesidad de compartir y comentar con otros las propias experiencias, generar comunidad y buscar apoyo.

Sanar la mente de otros no debe ser algo solitario. Varias cabezas piensan más y mejor que una sola, por lo que queremos armar mas espacios que apoyen esto.